UNA REFLEXION

UNA  REFLEXION



Baba Dioum es un ingeniero forestal senegalés autor de la frase: "In the end we will conserve only what we love, we will love only what we understand, and we will understand only what we are taught" "Al final conservamos sólo lo que amamos, amaremos sólo lo que entendemos, y entenderemos sólo lo que se nos enseñe".

El 22 de setiembre se celebra el "Día Mundial del Rinoceronte". 
          
Se que ha muchos les parecerá algo sin trascendencia y lejano: 
Pero, debemos concientizarnos y concientizar en cada ocasión que podamos, de la ignorancia de nuestra civilización consumista y manipulada, que se autodefine como avanzada e informada. 
Nos auto elogiamos de una sociedad más progresista, más inclusiva, más empática, más justa. Pero sin embargo, hoy en este mundo globalizado por los intereses geopolíticos y económicos vemos colapsar naciones ante los ojos indiferentes de los actores más importantes. 
Nada ha cambiado lo necesario. Lo que es aún peor se han corrompido los ideales de luchar para transitar hacia una sociedad mejor.
La definición de sociedad civilizada de Platón y Aristóteles, una sociedad que más allá de cubrir las necesidades básicas de la misma, ampliara su contenido al ocio; se ha convertido en una que ha sido absorbida por el mismo. Lo superfluo e intrascendente, lo banal se ha transformado en lo importante, opacando lo realmente relevante en el sentido de nuestras vidas.
A pesar de toda la accesibilidad, el progreso que ha implicado la llamada sicología positiva y de la mayor satisfacción de nuestras necesidades, los individuos están más propensos a sentirse aislados y no estar acordes a honrar la vida. 
A veces observamos convincentes disertaciones sobre las cosas que deberían cambiarse, pero también numerosas son las veces que dolorosamente nos desilusionamos comprobando que no son auténticas.
Ni siquiera una pandemia producida quizás por la creciente intromisión del hombre con la naturaleza y el mayor contacto con animales nos ha permitido reflexionar.

No vamos a entrar a una discusión sobre el bien y el mal, ni sobre la virtud, ya que mencionamos esos dos filósofos, pero estoy seguro que el lector tiene una idea más que concreta sobre estas. Sin embargo, un compañero con educación terciaria, me decía hace unos días, está bien que se extingan las ballenas, esta bien que se extingan los elefantes, teniendo en cuenta únicamente lo utilitario. Hace unos días también conocía la noticia de la matanza de delfines en las Islas Feroe. Récord histórico más de 1400 ejemplares cercados y llevados a la costa para ser masacrados a cuchillazos. Un mamífero además, con una gran inteligencia y del cual se relatan numerosos casos en que ha rescatado personas que estaban a punto de ahogarse. Yo mismo, contemple los vestigio de la cacería furtiva de carpinchos en la reserva biológica de "El Potrerillo" en el departamento de Rocha, donde un guarda parques emocionado me mostró las manitas (único vestigio que había quedado de su existencia) de una mamá carpincho que era prácticamente doméstica. En este mismo lugar los guardias habían ido unos días antes a observar un incendio de pajonales, y resultaron recibidos con disparos por los cazadores que habían sido los causantes del foco para provocar la salida de los "otros" animales. No hace mucho fueron noticia  las filmaciones de la masacre de pecarís protegidos en el río Negro, subida a internet como cosa graciosa por los mismos actores en la redes sociales (que tanto bien podrían hacer, pero que tanto mal hacen). 
Si somos indiferentes e insensibles a todo esto, también lo somos, o lo seremos pronto a la tortura hasta la muerte de las formas más indescriptibles de civiles por parte de los mercenarios de la organización rusa Wagner en Siria y Libia, a la persecución sistemática de las minorías étnicas, a las prácticas del extremismo religioso, a todo lo que en resumidas cuenta me hace sentir vergüenza por pertenecer al género humano. Se nos ha hecho cada vez más habitual, el acostumbrarnos a lo que no deberíamos admitir. Es un peligro, al que estamos obligados a combatir en lo individual y en lo colectivo. Si es cierto, que quizás es poco lo que podemos hacer en lo individual, yo soy creyente de que la voluntad férrea y convencida de los individuos ha sido la piedra fundamental para  erigir una mejor sociedad y son sobrados los ejemplos.
Hasta cuando se nos permitirá transitar por este camino de soberbia. Cuanto es lo que deberíamos rescatar de la sabiduría de aquellos pueblos antiguos, que con humildad, reconocían en la naturaleza la esencia de la vida.

El 26/07/2018 moría el último ejemplar de rinoceronte negro en Kenia, en un negligente intento de traslado de Nairobi al Parque Nacional de Tsavo East. Al mismo tiempo, la única hembra sobreviviente era atacada y herida por leones. Es muy factible que otras especies de animales y plantas se extinguían ese mismo día. Primero el deseo ignorante de sobresalir hizo de la nobleza y de los reyes, el que la caza depredara la vida.
A estos se sumaron luego los multimillonarios. Protegidos desde los años sesenta los rinocerontes siguieron siendo diezmados por los cazadores furtivos para proveer el mercado negro de los cuernos, ya al cercano oriente, donde se utilizan para proveer los mangos de las dagas (principalmente en la zona de Yemen), ya para el mercado asiático donde se los usa como medicina tradicional y afrodisíaco. Los esfuerzos han resultado infructuosos a pesar que en las reservas se les asierra los cuernos y se les protege con guardias armados.

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